Tus palabras eran música a mis oídos
que siempre te buscaban
hasta a veces muy tarde al rayar el alba.
En mi mágico mundo solo existias tú
con tus locuras, con tus historias
y unos versos sin rima que llegaban al alma.
Tú mi príncipe, yo tu princesa
juntos pintábamos los cielos de colores,
de estrellas, de magia e ilusión.
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