como brisa que flota sobre la alborada.
Palabras me envuelven, me llevan despacio,
al puerto invisible de un dulce abrazo.
En cada palabra un suspiro navega,
mi alma se tiñe de calma y entrega.
Las sílabas cantan su eco secreto,
y el verso me mira con brillo discreto.
Cruzo laberintos de tinta y estrellas,
donde la noche se enciende más bella.
Y en cada renglón, sin querer, te nombro,
en sueños de luna… en mundos que asombro.
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